
El mundo actual está tan globalizado que algo que ocurra a miles de kilómetros puede afectar dramáticamente nuestras vidas. Sucesos, que no parecen tener un impacto directo sobre nosotros, realmente están influyendo a corto y mediano plazo sobre nuestra estabilidad.
La intervención decidida de Occidente a favor de Ucrania puede, -y debe-, frenar los apetitos colonialistas de Vladimir Putin y colaboradores, a la vez, enviar un mensaje claro a sus proxis: Irán, Venezuela y Cuba; así como a sus principales aliados estratégicos: China y Bielorrusia; de que las acciones que se tomen van en serio y, si es necesario una confrontación, la habrá como única forma de mantener con vida las democracias occidentales y el mundo como lo conocemos hoy.
Un ejemplo actual de geopolítica y la interrelación estrecha entre los países en este siglo XXI: ¿Tendría lógica pensar que el más beneficiado actualmente con la guerra de Rusia y Ucrania es China? A primera vista no parece haber mucha relación, pero la respuesta es un rotundo SI, por varias razones muy importantes:
Primero, China está obteniendo el petróleo ruso extremadamente barato, casi a costo de producción. China necesita ese petróleo como oro para su economía. Rusia no puede vender petróleo a Occidente (un gran mercado) por las sanciones; así que China está aprovechando esta oportunidad única.
Segundo, la economía China se basa en la exportación de sus manufacturas porque el mercado/consumo interno no tiene la capacidad de compra necesaria para adquirir los productos que ellos mismos producen (Iphones, coches, productos de tecnología para el consumo). Entonces han invadido el mercado ruso con sus productos que son mucho más baratos de los de Occidente, que también se encuentra limitado de exportar productos/servicios a Rusia por las sanciones.
Estas fueron las principales razones objetivas. Ahora las subjetivas que, en mi opinión, mandan un mensaje muy claro de cómo puede evolucionar una futura situación mundial a mediano plazo.
Con la situación desastrosa rusa actual, a saber:
1-Cayó el mito del “temible oso ruso” por lo obsoleto de su maquinaria de guerra y errático de su inteligencia;
2-La economía rusa está en franca crisis (entrando en recesión) como resultado directo de las decisiones de supeditar la economía civil a la de guerra y la pérdida de mercados consolidados, -principalmente los energéticos-, que ya no va a recuperar más. Incluso la OPEP decidió hace pocos días aumentar la producción de petróleo, por lo que el precio del barril no se va a disparar como se pensaba. Esto hace que Rusia no tenga ni esa moneda de cambio tampoco;
3-El debilitamiento y desmoralización nacional. Rusia está comprando mercenarios en Corea del Norte, en estos días llegan unos cuantos miles más, para servir de carne de cañon fresca, al frente ruso-ucraniano, porque ya no puede seguir enviando sus nacionales al matadero con el ritmo actual de, a veces, hasta un millar de bajas en 24 horas. Ya ha utilizado sirios, cubano, asiáticos y mercenarios de todo el mundo, antes bajo la bandera de Wagner ahora por su propia cuenta. Pero necesita más, muchos más. También está firmando acuerdos con el gobierno talibán de Afganistán para que le envíe campesinos (al parecer unos cuantos miles, aunque no confirmada la cifra real) para utilizarlos en la producción agrícola porque el déficit de mano de obra en el campo es otra causa de la falta de alimentos básicos que ya está alarmando al Kremlin.
Esto puede llevar a que en unos pocos años Rusia ya no sea un actor geopolítico de primera línea. Seguirá con el control de armas nucleares (que no se sabe cuan efectivas sean por el poco mantenimiento y los años de envejecimiento) y biológicas; que sí es uno de los peligros más fuertes de este tiempo. Probablemente pasará a ser un actor geopolítico del nivel de la India, que tiene armas nucleares y la mayor población del planeta, pero con unos problemas económicos y sociales tan grandes internos y unas relaciones tan tóxicas con sus vecinos, que no es una amenaza real para la seguridad mundial.
En este contexto, con un “jugador” importante fuera de la ecuación y Europa dividida (la idea de un bloque económico único para poder competir con el NAFTA, la ASEAN y Japón fue muy buena; pero juntar gobiernos de diferentes, -a veces contrarias ideologías-, no es tan brillante para lograr un consenso necesario a la hora de tomar decisiones radicales) despeja el camino donde China sí pudiera emerger como el poder de talla mundial que siempre ha soñado ser y por el que ha esperado pacientemente muchos siglos. Incluso el gobierno chino predice abiertamente que en el 2049 ellos serán la potencia mundial (económica y militar) número uno e indiscutible para ninguna otra nación.
Claramente, la guerra ruso-ucraniana, aunque lejana geográficamente, está sirviendo muy bien a los chinos que, tratando de ser lo más “neutrales” posible, están ganando mucho económicamente y afianzando su naciente poderío como potencia global mientras el mundo se distrae con este y otros conflictos.
LV, NV 07/12/2025
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