
El análisis de la llamada “Operación Especial” de Vladimir Putin en Ucrania tiene varias aristas. Aquí van los diez puntos, para mí más importantes, que definen este tema hasta el momento.
- Vladimir Putin recibió una increíblemente pésima inteligencia sobre la realidad ucraniana. Si bien Ucrania no se podía comparar en términos de guerra convencional (como la conocíamos hasta hace tres años) con Rusia; se menospreció y subvaloró la capacidad del pueblo ucraniano de resistir al agresor.
- Erróneamente los estrategas militares rusos creyeron que, según los “sondeos”, los ucranianos estarían muy de acuerdo y orgullosos en volver al redil ruso, magnificando un supuesto “amor y el deseo” de Kiev, por lo cual la escasa resistencia esperada sería tan débil que en dos semanas estaría toda Ucrania bajo control ruso.
- Este conflicto demostró a Europa lo tonta que ha sido, y lo mal que se ha preparado para una contingencia que se venía venir a gritos. La honrosa excepción es Polonia, lo cual es lógico porque ha experimentado en varias ocasiones el sangriento yugo ruso en su propia carne, y eso no se olvida. Europa dejó despreocupadamente su seguridad energética (un tema tan delicado y estratégico) en las manos del petróleo barato ruso; lo cual hizo creer a Rusia que podía usar eso como moneda de cambio para que Europa no se involucrara en la guerra. No tuvo ningún efecto, como ya sabemos, incluso la voladura de los oleoductos no hizo ningún estrago porque se buscaron fuentes alternativas inmediatamente. Dicho esto, también hay que reconocer que, con los acontecimientos y las descarnadas críticas de la administración norteamericana a la actuación de la OTAN, se han comenzado a mover en la dirección correcta en la esfera militar. Alemania, que es la locomotora de Europa, los países nórdicos, Gran Bretaña, etc., han comenzado a incrementar sus presupuestos de defensa y a entrenar “en serio” a sus tropas; solamente el socialista-populista de Pedro Sánchez continúa con un discurso ambiguo al respecto.
- La guerra ha probado a los mandos actuales rusos lo mismo que sufrió Stalin con el Ejército Rojo durante la II Guerra Mundial: el mundo militar cambió dramáticamente, y las tropas rusas no están adaptados a eso, igual que sucedió con el colapso del Ejército Rojo ante la aceitada y moderna maquinaria alemana en ese entonces. Ya no significa nada tener muchos soldados, tanques y otras armas convencionales; cuando un dron de 250 usd puede inutilizar un vehículo especializado blindado de varias decenas de miles de usd; cuando puedes atacar la retaguardia profunda del oponente con un enjambre de drones baratos y destruir lo que se te antoje: objetivos económicos, bases militares o hacer atentados quirúrgicos. Nada ni nadie está a salvo.
- La economía rusa está en bancarrota. Lleva creciendo alrededor del 4% anualmente durante los últimos tres años, debido a la producción militar, no por la generación de bienes y servicios, que es lo normal. Se eliminaron los impuestos a las empresas del sector militar y se los recargaron a los demás sectores. La tasa de interés fluctúa entre 19% y 21% lo que hace imposible obtener préstamos para abrir empresas, construir/comprar viviendas, etc. En este trimestre ya el mismo gobierno ruso anunció que es indetenible la recesión.
- Ucrania tampoco es un dechado de virtudes. Después de la salida del bloque socialista, los principales mandos militares desmantelaron la fuerza aérea vendiendo en contratos corruptos los aviones y otros equipos a países del tercer mundo, fundamentalmente África. La razón: Se sintieron confiados en hacerlo porque habían firmado un tratado donde se decía que, si entregaban las armas nucleares, entonces los rusos se comprometían a no atacarlos; ¿los garantes? Sí, esos mismos: Gran Bretaña y Estados Unidos. Sin comentarios. Aparte de esto, la corrupción imperante en el país lo colocó, no hace mucho, entre los líderes de esa negativa estadística a nivel mundial. Incluso hay algunas alegaciones sobre Zelensky y el manejo de la ayuda militar brindada por Occidente (que pudiera ser una de las razones por las que Donald Trump y su vicepresidente estuvieran tan agresivo en la Casa Blanca cuando la nefasta conferencia de prensa que se hizo viral y todos recuerdan).
- La actitud asustadiza y miedosa de no incomodar a Vladimir Putin, llevada a cabo inicialmente por Europa ya ha cambiado. Han visto a la Rusia que está diseñando Vladimir Putin como una real amenaza. La actitud norteamericana también. Cuando la primera invasión de Rusia, Barack Obama les envió mantas a los militares ucranianos y Europa no hizo nada. Eso envalentonó a la dirigencia rusa para seguir con sus planes de desaparecer a Ucrania como estado soberano. Durante el primer mandato de Donald Trump éste les envió los Javelin (sistema de misiles portátil, de tipo “fire-and-forget” según la terminología militar, que está diseñado para destruir diversos objetivos blindados, incluyendo tanques, fortificaciones e incluso helicópteros. Fire-and-forget significa que el artillero puede ponerse a cubierto o recargar inmediatamente después del lanzamiento, ya que el misil se guía automáticamente hacia el objetivo mediante tecnología infrarroja). Esta fue una ayuda invaluable que hizo que, desde ese momento, Rusia dejara de atacar impunemente y tuviera que repensar sus movimientos debido a las grandes pérdidas infringidas por esta técnica. Después se ha ido escalando poco a poco con el armamento enviado, -desgraciadamente muy despacio-, con la entrega de más y mejores armas, llegando hasta los cazas multipropósito F-16 y los modernos HIMARS, que es un sistema de artillería de cohetes de gran movilidad, preciso y versátil, que potencia las capacidades ofensivas de quien lo tenga, desempeñando un papel clave en la guerra moderna. Todos los analistas reconocen que los HIMARS marcaron un antes y un después en el conflicto ucraniano, proporcionando ataques de precisión de mediano y largo alcance contra objetivos rusos.
- La actual administración norteamericana ha actuado más lentamente de lo que se esperaba en respaldar a Ucrania. Una razón puede ser para tratar de cumplir las promesas de campaña de acabar ese, y todos los demás, conflictos lo antes posible. Esta estrategia ha fracasado totalmente: la escalada de la guerra Rusia-Ucrania y el conflicto en el Medio Oriente donde se dice que hay una tregua, pero Irán continúa su programa nuclear, los houthis siguen atacando y hundiendo naves mercantes en el Mar Rojo, matando tripulantes; cuando se pensaba que ya era una zona segura para el comercio mundial.
- La intensidad y crueldad de los ataques en este tiempo del año era esperada. El verano es cuando las tropas terrestres rusas pueden avanzar (como lo han hecho en estos tres años) porque las condiciones del terreno son favorables. Si vuelve a llegar el invierno sin una decisión, posiblemente el próximo verano no se encuentre Putin dirigiendo Rusia desde el Kremlin ni desde ningún otro lado. Paradójicamente el invierno, que fue el aliado decisivo que tuvo la Unión Soviética para frenar el ataque de la Wehrmacht y ganar el tiempo suficiente para reorganizar la producción y la defensa, es el mismo aliado con que está contando Ucrania para detener a las tropas rusas en estos momentos.
- Lo más peligroso lo he dejado para el final. El Zar Putin está, literalmente, entre Ucrania y la muerte. Fue tan lejos en el conflicto que ya no puede volver atrás, regresar a las fronteras originales o firmar un acuerdo que no le sea total y descaradamente ventajoso. Es la idea de la rata arrinconada en una habitación sin salida. Está atrapado, no hay opción, y él lo sabe. Le ha fallado todo lo militar: la técnica, la inteligencia, la estrategia, los drones iraníes y chinos, los mercenarios de Wagner, los norcoreanos, los cubanos, los sirios, los de otros países. Lo único que funciona aún es el terror y el engaño, bien aprendido en sus años de KGB. ¿Cuánto más le puede durar? Nadie sabe. Un fracaso en Ucrania, como el que está teniendo, solamente se puede “olvidar” con una ocupación total incondicional. No necesita, quiere ni puede hacer ningún acuerdo de paz porque sería peor. Para Rusia ganar tiempo diciendo que va a negociar es una estrategia que ya Occidente conoce, pero para Ucrania unas negociaciones reales que conlleven un alto al fuego le sería de ayuda invaluable porque se va a reorganizar de tal manera con lo último en tecnología propia e importada; y entonces va a ser otra la historia.
Como todo proceso en desarrollo cualquier cosa puede suceder, pero el actual análisis -basado en la historia y la situación de hoy Junio 10, 2025- refleja unos puntos discutibles, pero difícilmente rebatibles.
LV, NV, 06/10/2025
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